Cuando hablamos de violencia familiar, creemos que esta se refiere solamente al maltrato físico ejecutado por un miembro de la familia. Sin embargo la violencia va más allá de solo la agresión física, también se manifiesta por medio de la violencia psicológica o emocional y sexual.
La violencia familiar ocurre en cualquier clase social, cultura y a cualquier edad.
Conozcamos los tipos de violencia familiar
- La violencia física se refiere a cualquier acción que dañe o arriesgue la integridad física de una persona.
- Violencia psicológica o emocional se refiere a acciones hechos actos o palabras que degraden, controlen, intimiden, manipulen, amenacen o humillen, el desarrollo personal y mental de un ser humano.
- Violencia sexual es cuando se le obliga a una persona a mantener contacto ya sea sexual, físico o verbal así como participar en algún acto sexual ya sea con tanto con el agresor como con terceras personas, utilizando la fuerza, soborno, chantaje, intimidación, manipulación o amenaza, y limitando así la voluntad personal.
Como violencia familiar o doméstica podemos entender entonces que es cualquier acto que se realice (como los mencionados anteriormente), ya sea directo o indirecto, contra un pariente por consanguinidad, afinidad o adopción hasta tercer grado inclusive, y que produzca como consecuencia el deterioro o pérdida de la integridad tanto física como psicológica o sexual de un ser humano.
Ahora teniendo en cuenta estas definiciones que nos aclaran más el hecho de que por violencia no solo podemos entender el maltrato físico, nos damos cuenta de que en realidad está presente a veces sin que nos demos cuenta.
Una violencia que dejamos pasar desapercibida…
El efecto tal vez que perjudica más, es que la violencia domestica puede convertirse en algo natural, ya que al no sancionarse, la conducta se va a repetir sin esperar alguna medida que la detenga.
Tomemos en cuenta también el hecho de que normalmente las personas maltratadas tienden a ser los más vulnerables del núcleo familiar, siendo las mujeres y los niños los más afectados. Según estadísticas solo un 2% de los hombres son maltratados.
Es conocido que las personas que padecen este tipo de situaciones se retienen a denunciar, ya que en su interior esperan un cambio en la persona que los agrede, o aceptan las disculpas (típicas) después de que se da la agresión, creyendo también que no volverá a suceder (otro rasgo característico), también influye un poco la vergüenza ante la sociedad al salir a la luz que es una persona maltratada o ciertas convicciones religiosas que también van muy apegadas al hecho de esperar un cambio.
Una de las situaciones más preocupantes que que la persona agredida a pesar de todo, mantiene el vinculo con el agresor, ya sea por baja autoestima, estilo de crianza, miedo, razones religiosas, sociales u otras.
Se da con cierta frecuencia que el agresor ha vivido una situación que lo conduce a esto, por ejemplo, modelos familiares quebrados, creencias culturales, estereotipos, trastornos psicológicos, etc.
La violencia familiar no debe de ser vista como algo que a veces pasa o como algo normal, no se puede creer que no es tan grave y que se soluciona sola.
Si una persona violenta es consciente de lo que está viviendo y tiene un deseo real de cambiar es posible que encuentre ayuda, llevando un proceso de rehabilitación y aceptando que ha actuado de manera incorrecta para lograr cambiar poco a poco su actitud.
Es nuestro deber como seres humanos preservar el derecho a la vida sin violencia, y denunciar si sabemos de algun caso de violencia familiar, o buscar ayuda si somos parte de él.
El primer paso es aceptar que hay una situación de violencia, no tengas miedo a hablar y luchar por tus derechos de ser una persona íntegra, autónoma y libre.
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