Ya lo dice el viejo y conocido dicho somos lo que comemos. Y en el sexo, esto no es la excepción. Aunque las principales disfunciones sexuales, impotencia y frigidez, pueden ser debidas a debilidades emocionales y psicológicas, muchas veces estos padecimientos tienen su origen en una mala nutrición. En gran parte, el goce del sexo y la satisfacción emocional que debería provocar, dependen de un buen estado de salud, lo cual mucha gente puede lograr -si realmente lo desea- a un nivel mucho mayor de lo que se cree.
Lo malo es que la mayoría de las parejas no están al tanto del potencial que tiene la buena nutrición para permitirles alcanzar la máxima satisfacción sexual, y pueden pasarse una vida entera sin sentirse a gusto, experimentando desilusiones y frustraciones ante fantasías sexuales que jamás llegan a concretarse como lo desean.
Una buena nutrición y ejercicio siempre son necesarios para tener una vida sexual plena, incluso si la pareja se encuentra bajo asesoramiento psicológico o médico. Algunos problemas pueden tener su raíz primaria en un desequilibro químico o glandular, y pueden ser corregidas completamente a través de dieta y ejercicio.
Cuando la comida que ingerimos carece de vitaminas, minerales, enzimas y otros nutrientes esenciales, corremos el riesgo de padecer desnutrición y ser más propensos a sufrir enfermedades de diverso tipo.
De la misma manera, las disfunciones sexuales, ya sean físicas o mentales, son el resultado de deficiencias: en conocimiento, en actitud, en la dieta, en el estilo de vida. Una vez que corregimos la deficiencia, el problema se soluciona.
Nuestros cuerpos están hechos de los químicos provenientes de los alimentos que ingerimos, y la energía que utilizamos proviene de estos químicos. Cuando falta alguno de ellos, ciertas partes de nuestros cuerpos pueden estar incompletas y se vuelven incapaces de llevar a cabo las funciones para las cuales fueron creados.
Nuestras vidas sexuales dependen de la integridad estructural de varias glándulas, órganos y tejidos del cuerpo, así como de la disponibilidad de suficiente energía para desarrollarse con todo su potencial. Cada una de estas partes del sistema sexual requiere una ingesta constante de nutrientes. Mientras que el cerebro, los nervios y las glándulas son alimentadas con los mismos nutrientes, diferentes tejidos requieren diferentes alimentos para funcionar plenamente.
Pero supón que no estemos ingiriendo los alimentos adecuados para producir las hormonas sexuales que nuestros cuerpos necesitan… Estaríamos en serios problemas en lo que refiere a nuestra vida sexual. Si tú quieres salvar tu vida sexual y hacerla más disfrutable, necesitas evaluar los alimentos y bebidas que actualmente conforman tu estilo de vida.
Cuando de sexo y nutrición se trata, ambos pueden comenzar por preparar comidas nutritivas juntos. Esto no sólo potenciará tu energía, sino que también -como le sucede a muchos- el acto de preparación de la comida puede ser una experiencia interesante. Incluso puedes aumentar el romance al agregar en tus platos especias y afrodisíacos, como clavos, vainilla, jengibre y azafrán.
Procura utilizar la menor cantidad posible de drogas y medicamentos. Pregúntale a tu médico si los medicamentos de receta afectarán de alguna forma tu vida sexual. Disminuye al mínimo el uso de alcohol, cigarrillos y café. Y tanto como sea posible, evita los alimentos y bebidas que contengan azúcar, las comidas fritas y grasosas.
Puedes tener un maravillosa vida amorosa y una increíble actividad sexual, pero ambas deben estar construidas sobre la base de un correcto estilo de vida. Necesitas aprender qué cosas son las que debes incorporar a tu vida, para así potenciarla y vivirla plenamente. Algunas veces la flama del amor muere porque no estamos comiendo bien. Recuerda: la máquina de la pasión no encenderá si no le proporcionas el combustible adecuado. Buen sexo y nutrición van de la mano.
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