– 14-Junio-2010 –
Fuente: Revista Medicina Sexual
La búsqueda del famoso Punto G femenino –el supuesto botón de placer erótico ubicado en algún lugar de la vagina- se ha convertido en algo similar a la búsqueda del Santo Grial. Algunos insisten en que dicho punto G existe (e incluso aseguran haberlo encontrado), otros afirman que sólo se trata de un mito, mientras que un tercer grupo concluye en que simplemente se trata de algo que todos conocemos: nada más ni nada menos que una extensión del clítoris.
Actualmente un cirujano de Florida insiste en que no sólo ha resuelto el misterio, sino que ha logrado tocar el mismísimo Punto G con sus manos.
El Doctor Adam Ostrzenski, cirujano y profesor (retirado) de ginecología, se dedica en este momento a la práctica de “ginecología cosmética” en San Petersburgo. En un artículo de la revista de Medicina Sexual informa haber encontrado el Punto G en una anciana Polaca de 83 años de edad. Según el médico, dicho punto no se trata de una extensión del clítoris tal como creen muchos expertos, sino de una estructura discreta que se desprende de la uretra.
Su investigación se basó principalmente en estudios y lecturas previas que datan de hasta el tercer siglo después de Cristo.
“He incorporado estos estudios en mi protocolo para identificar hacia dónde dirigirme en la vagina,” explica. “Toda mi vida me he dedicado a la cirugía y al desarrollo de nuevas técnicas quirúrgicas… y ahora, por supuesto, disfruto de la excitación que me causa ser el primer ser humano en poder ver y tocar esta estructura.”
La bizarra controversia que gira en torno al Punto G se extiende en el tiempo por más de cuarenta años, y la misma, según Ostrzenski, debe ser resuelta.
La pregunta que resta hacernos es: ¿Lo ha logrado realmente?
Ostrzenski realizó la disección de un cadáver, por lo cual no hay manera de probar si la estructura azulada que muestra en su estudio realmente funcionaba. En segundo lugar, la mujer en cuestión tenía 83 años de edad, es decir había cursado su menopausia (con sus correspondientes cambios hormonales) alrededor de 30 años atrás. Por otro lado, el estudio se basa solamente en una mujer.
“Se trata de una simple especulación,” afirma el Doctor Amichai Kilchevsky, cirujano urológico de Connecticut, quien ha llevado a cabo su propia investigación acerca del Punto G. “Es prácticamente imposible saber qué es realmente esa estructura basándose en las descripciones de Ostrzenski.”
Podría tratarse de un tipo de glándula, una extensión del clítoris tal como ha sido mantenido por mucho tiempo, o de algo totalmente diferente. El cirujano urológico afirma que es difícil poseer algún tipo de seguridad al respecto sin contar con información funcional o inclusive con una historia sexual de la mujer en cuestión, sobre todo sin saber si la misma era o no orgásmica.
Sin embargo, Ostrzenski informó a msnbc.com que más de 50 reporteros de todo el mundo lo han contactado para hablar acerca de su “descubrimiento”, lo cual evidencia una “Punto G manía”. Dicho Punto G se ha convertido asimismo en un tema político –algunas mujeres afirman que la negación de su existencia evidencia una calumnia anti-femenina que apunta a evitar que las mujeres puedan cumplir su potencial sexual.
Dicho tema se ha convertido a su vez en un negocio. Un médico alemán llamado Ernst Gränfenberg fue el primero en describir el Punto G, supuestamente encontrado entre 3 y 6 centímetros dentro de la vagina en la pared anterior (en el frente de la vagina) en el año 1953. Luego, en 1982, los hallazgos de Gränfenberg fueron popularizados en un libro llamado El Punto G y Otros Descubrimientos acerca de la Sexualidad Humana. En la actualidad los fabricantes de juguetes sexuales venden estimuladores del Punto G, diferentes publicistas ofrecen libros acerca de cómo estimularlo, y un número de cirujanos ofrece un “incremento del Punto G” –lo cual apuntaría a aumentar el placer sexual.
“Ciertamente, si pudiésemos probar que existe el Punto G, y lográsemos además aumentar su tamaño, los cirujanos saldrían beneficiados,” afirma Kilchevsky.
Pero no hay que olvidar a las pacientes. El lado oscuro de esta manía oculta el hecho de que muchas mujeres que han llegado a creer en la existencia del Punto G temen no poder encontrarlo o, lo que es peor, no poseerlo. Se preocupan y piensan que están haciendo algo mal, o que poseen algún tipo de defecto que les impide obtener placer sexual.
Según las palabras de la Doctora Rachel Pauls -uro-ginecóloga en el Hospital del Buen Samaritano de Cincinnati- dirigidas a msnbc.com en el año 2008, “A diario atiendo pacientes que buscan el Punto G y se angustian porque no pueden encontrarlo.”
“Existe una amplia psicología en torno a este tema,” afirma Kilchevsky. “Las mujeres que aseguran experimentar orgasmos vaginales probablemente experimenten estimulación en su clítoris y no en el Punto G. Hallar dicho punto no va a ayudar a las mujeres comprender mejor su cuerpo. Por lo contrario, las va a angustiar si no logran hacer contacto con él.”
Ostrzenski asegura comprender que la controversia no va a detenerse basándose solamente en su estudio. El médico planea regresar a Polonia el próximo mes para diseccionar más cadáveres (más jóvenes) y para conducir un análisis más profundo de la estructura, en parte preparándose para sus “aplicaciones clínicas.”
“Me encuentro cerca de lograr aclarar esta controversia completamente,” afirma.
El tema es, sin duda, dudoso. Pero ciertamente no se trata del fin del mundo –o del buen sexo. Después de todo, las mujeres y sus parejas sexuales no deberían prestar tanta atención al famoso Punto G. Todo lo que deben hacer es darse cuenta de qué es lo que los hace sentir bien, y simplemente hacerlo.
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